Radiactividad y radón son temas que tienen una importancia muy relevante en la salud de la población. Al mismo tiempo, hay algunos acontecimientos en la historia del radón que merecen una mirada retrospectiva.
Hemos recopilado tres hechos que han tenido y siguen teniendo un impacto decisivo en la forma en que abordamos el trabajo de reducir los efectos nocivos de los niveles elevados de radón.
RADIACTIVIDAD Y RADÓN: EL DESCUBRIMIENTO
A finales del siglo XIX, se hicieron varios avances importantes en este campo. En 1895, el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen descubrió los rayos X. Un año después, el físico francés Antoine Henri Becquerel descubrió que las sales de uranio emitían radiaciones penetrantes de origen desconocido.
Becquerel lo descubrió por casualidad durante sus investigaciones sobre la fosforescencia.
Unos años más tarde, en 1898, los científicos Maria Skłodowska-Curie y su marido Pierre Curie investigaron otras sustancias que producían radiaciones similares y descubrieron dos nuevos elementos radiactivos: el polonio y el radio. También acuñaron el término «radiactividad» para describir la emisión espontánea de energía a partir de núcleos atómicos inestables.
En 1902, el físico británico Ernest Rutherford y el químico Frederick Soddy propusieron que la desintegración radiactiva implicaba la transformación de un elemento en otro. Al año siguiente, en 1903, Becquerel y el matrimonio Curie recibieron el Premio Nobel de Física por sus descubrimientos sobre la radiactividad. Unos años más tarde, en 1911, Marie Curie recibió un segundo Premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre el polonio y el radio.
RADIACTIVIDAD Y RADÓN EN NUESTRAS CASAS
Aunque los efectos sobre la salud de la exposición al radón en las minas están ampliamente reconocidos desde hace tiempo, los riesgos de la exposición al radón en nuestros hogares no se convirtieron en un problema importante hasta mediados de la década de 1980.
En los EEUU, Stanley Watras, que trabajaba en una central nuclear de Pensilvania, activó el detector de radiación de la central al entrar. Curiosamente, la central nuclear no estaba en funcionamiento en aquel momento, sino en construcción.
Entonces, ¿qué hizo saltar el detector de radiación cuando el Sr. Stanley entró en la central? Investigaciones posteriores revelaron que tenía niveles muy altos de radón en su casa. Los expertos midieron niveles de radiación unas 700 veces superiores al nivel máximo considerado seguro para la exposición humana. Esto significaba que la familia Watras había estado viviendo en un ambiente interior muy insalubre.
Desde entonces, las investigaciones han demostrado que el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón (después del tabaco). En 1988, la IARC clasificó el radón como «carcinógeno humano de tipo 1». El código europeo para el cáncer de pulmón también incluye la exposición al radón.
LA DIRECTIVA EURATOM BSS 59/2013
La Directiva EURATOM 59/2013 «Normas básicas de seguridad» de la Unión Europea ha supuesto un antes y un después en la protección de la población frente a la radiactividad y radón.
La intención de la Directiva es proteger a los ciudadanos de la UE de los riesgos derivados de las radiaciones ionizantes y, por tanto, la exposición al radón forma parte de dicha Directiva. El nivel de referencia es de 300 Bq/m³ en términos de concentración anual de actividad del radón.
Los Estados miembros de la UE deben aplicar el nivel de referencia en sus legislaciones nacionales. La mayoría de los países han adoptado 300 Bq/m³ , pero algunos han decidido un valor inferior de 200 o 100 Bq/m³ . En España se utilizan 300 Bq/m³.
La aplicación de la Directiva EURATOM 59/2013 es importante y ha tenido un impacto significativo, desde el establecimiento de normas y la mejora de los informes hasta la clarificación de responsabilidades en materia de seguridad radiológica.
En España, la radiactividad y radón están contemplados en el RD 1029/2022 y el Código Técnico de la Edificación. Puedes encontrar más información en un artículo que publicamos hace unos meses en nuestra web.
RADIACTIVIDAD Y RADÓN: ¿POR QUÉ TENEMOS QUE MEDIR?
Alrededor de 230.000 personas mueren cada año en todo el mundo de cáncer de pulmón causado por el radón. El gas radón forma parte de la cadena de desintegración del elemento uranio. Como el uranio está presente en muchos lugares de la corteza terrestre, el radón también está presente en casi todas partes.
Son especialmente afectadas las zonas con muchas montañas y/o las zonas de clima frío. Esto último se debe a que los niveles de gas radón suelen ser altos en las casas aisladas que tienen calefacción.
Para conocer tu nivel de radón, debes medirlo siempre. La mayoría de los países del mundo exigen resultados en términos de medias anuales, lo que normalmente significa que la exposición a radón debe medirse durante más de tres meses.
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Lee más información sobre el radón en el trabajo y como medirlo en la web de Radonova en español.
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Y recuerda usar siempre un servicio de medida de radón acreditado ISO 17025.