Los mapas de radón constituyen un tema que surge con frecuencia al abordarse los riesgos asociados a este elemento. Dichos gráficos suelen mostrar de forma general las zonas expuestas a un alto riesgo de presencia de radón. Los hay tanto de nivel nacional como regional. Al mismo tiempo, el problema de los mapas de radón es que suponen una herramienta muy poco precisa si se desea conocer el índice de radón de un edificio específico.
A pesar de ello, Radonova recibe cada vez más casos de particulares y lugares de trabajo que recurren a estos mapas en su afán por determinar el grado de radón presente en el aire en su interior.
«Los mapas de radón son potencialmente útiles cuando realizas una división geográfica más aproximada en zonas de bajo y alto riesgo, pero puede resultar muy arriesgado extraer conclusiones fiables en base a los mismos en lo que respecta a la incidencia del radón en el entorno interior de un edificio concreto», comenta Karl Nilsson, director gerente de Radonova Laboratories.
«Las autoridades competentes y la gente del sector suelen conocer bien el área de aplicación de los mapas de radón. El problema se produce principalmente cuando la población en general saca conclusiones sobre el grado de radón en el propio hogar a partir de estos mapas».
¿Por qué los mapas de radón no muestran la presencia de este elemento en edificios específicos?
A continuación se detallan algunas de las razones por las que los mapas de radón no constituyen una herramienta fiable para determinar la presencia de radón en edificios concretos.
Los mapas de radón no presentan variaciones locales
Para producir un mapa de radón se efectúa un número muy reducido de mediciones por kilómetro cuadrado. El contenido de radón puede diferir ampliamente en un área tan extensa y también de forma considerable entre los inmuebles de una misma calle. El grado de radón en el ambiente interior dependerá en gran medida de cómo esté construido el edificio y de la permeabilidad al aire del suelo, la cual puede variar ampliamente a nivel local.
No existe ninguna norma relativa a la elaboración de los mapas de radón
Para producir un mapa de radón se obtienen datos ya sea comprobando la incidencia de radón en el suelo o recurriendo a información sobre mediciones interiores en la zona. En lo que respecta al control del radón no existe una correlación directa entre la presencia de dicho elemento en el suelo y el nivel de éste en el interior. Obviamente, una alta incidencia de radón en el terreno supone un riesgo incrementado, pero concurren otros factores de mayor relevancia (por ejemplo, la técnica de construcción). Si, por el contrario, el mapa de radón se fundamenta sobre mediciones de interior, el resultado dependerá en muy gran medida del tipo de estructura edificativa donde se haya efectuado el control, la cual, a su vez, no tiene en absoluto por qué ser relevante para una propiedad en las proximidades.
El radón puede provenir del material de construcción
En Suecia, el uso de hormigón azul supone un claro ejemplo de la influencia de los materiales de construcción a la hora de comprobar el nivel de radón. En Suecia, un 15% del incremento de los valores de radón se deben a ese tipo hormigón. Sin embargo, un mapa de radón no tiene en cuenta el material utilizado en los edificios.
Los mapas pueden basarse en valores de medición obsoletos
Los índices de radón registrados son hasta cierto punto elementos con caducidad. Por ejemplo, una medición con 15 años de antigüedad carece de fiabilidad, ya que en el tiempo transcurrido pueden haber sucedido muchas cosas tanto dentro como en las proximidades del inmueble en cuestión. Reformas, cambios en el sistema de ventilación y movimientos de tierras son algunos ejemplos de factores que pueden repercutir enormemente sobre el nivel interior de radón. La autoridad sueca en materia de seguridad radiológica recomienda realizar nuevas mediciones cada 10 años.
«Teniendo esto en cuenta no hay que fiarse de los mapas de radón si se desea conocer la presencia de este gas dentro de un inmueble específico. Aunque vivas en una zona definida como de bajo riesgo por un mapa de radón puedes estar soportando niveles muy elevados de este gas en el interior. Por tanto, considerando que, después del tabaquismo, el radón supone la causa más frecuente de cáncer de pulmón, tenemos razones más que suficientes para no basarnos en estos planos cartográficos a la hora de determinar el contenido de radón en el hogar y los lugares de trabajo», concluye Karl Nilsson.
Comprobar el inmueble específico
La única manera de obtener una imagen fiable del grado de radón en la atmósfera interior es midiendo este, lo cual puede realizarse a bajo coste con ayuda de detectores de radón. Con todo y con eso, los mapas de radón pueden brindar a las autoridades competentes una visión general que facilite la priorización de las tareas de supervisión.
Los mapas de radón no muestran la presencia de este elemento en inmuebles específicos